Me, myself and I

Nos afanamos en centrarnos en sueños, en ilusiones, en pensar en que vendrá un futuro mejor.

Esto nos ayuda a sobrevivir, a todos los humanos.

El problema es cuando nunca llega ese mañana. Cuando supuestamente acabas cumpliendo tus sueños, y al hacerlo te das cuenta de que has perdido la ilusión por el camino.

Ya no queda nada por lo que luchar, nada por lo que levantarse cada mañana. Y entonces te sientes vacio.

La sonrisa se te borra, y te das cuenta, de que, a pesar de que tienes todo lo que quieres, tu vida es una mierda y no eres feliz. De que tu vida es una sucesión de imágenes entrecortada y mezclada con sentimientos confusos.

Te miras al espejo e intentas sonreír, pero no te sale nada más que una mueca.

La otra persona se ríe de ti, a través del espejo. Se ríe de lo que podías haber sido, pero no eres.

De que al fin te has dado cuenta de que la vida no vale un céntimo, pero aun así, por cobardía o simplemente por pereza , sigues en este mundo.

Y entonces tu clon malvado del espejo suelta una risotada ridícula, que retumba en tus oídos. Parece cómo si fuese mejor que tú. Más segura, más irónica, más fuerte.

Una chica que a pesar de la situación tan crítica y tan existencialista, se ríe de ti. De ella.

Y ahora no puedes evitarlo.
Te has reído tú también. Y has sentido algo, dentro del pecho, que intentaba en vano salir. No puedes describir que es, pero te hace sentirte bien.

Miras a la persona del espejo, y entonces te das cuenta de que no sois tan distintas.
La diferencia que una está hecha de carne y hueso, y la otra del mismo material con que se fabrican los sueños.