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viernes, 30 de agosto de 2013

The Tempest

Creo que sé por qué todos estamos un poco rotos. Hay quien opina que es una especie de respuesta ante la humillación, ante los meses perdidos, el tiempo en general que hemos empleado en tratar de salvar a alguien que no quiere ser salvado. Yo no creo que sea por el tiempo perdido…es por la inocencia perdida. Y no me refiero al sexo, ni a las las drogas, ni mierdas superficiales de esas. Es la pérdida de la creencia infantil y preciosa de que somos la clase de seres invencibles a los que nunca nadie podrá hacer daño porque son fuertes y maravillosos, además de los protagonistas de la historia. Por eso aguantamos las putadas que nos hacen, porque nos parece abominable el pensar que nos está puteando alguien a quien queremos, porque eso significaría que no somos tan diferentes al resto de los que hasta hace poco considerábamos normales, sin sustancia y bobas. Pensamos que nadie se atreverá a hacernos daño, y cuando ocurre y al fin lo asimilamos, nos rompemos. Cuando los animales se ven en peligro, buscan su propia forma de defenderse; sacan sus armas y se enfrentan al enemigo. Nosotros nos abrimos, dejamos a cubierto nuestras debilidades confiando en que el otro no va a hacernos daño, porque claro, somos los guays de la peli. Estas situaciones han provocado en nosotros algo que necesitábamos: nos ha hecho mayores. Una vez escuché la frase "cuando aprendas a amar, aprenderás a vivir". Al principio no la entendía, ahora supongo que se refiere a esto. Nos deja una brecha en el fondo, pero no es la brecha causada por un corazón roto (nadie de fuera ha sido tan importante, créeme), es una brecha causada por nosotros mismos, y por la revelación fascinante y a la vez terrorífica de que somos humanos y mortales. ¿Cura de humildad? Más bien, nos ha bajado a la tierra. Ya no somos deidades, ahora estamos en una especie de limbo extraño en el que convivimos con buenos y malos. Y casi siempre parece que tenemos una extraña facilidad para dar con estos últimos. Ya lo decía Shakespeare, el infierno está vacío. Los demonios están aquí

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