paranoias

Había una vez una niña que no sabía andar. A pesar de que sus padres hicieron lo imposible llevandola a los mejores especialistas, ninguno pudo hacer nada por ella. Decían que físicamente todo estaba bien, era un misterio el porqué de su inmovilidad. La niña creció aislada, considerada diferente por ser como era. Nadie que no fuera de su familia le dirigía la palabra. La consideraban extraña, en cierto modo culpable de su situación, ya que supuestamente todo le funcionaba correctamente. Nunca tuvo amigos, y jamás pensó que algún día los tendría.Era RARA...¿Quién iba a querer estar con alguién así?
Una tarde de otoño decidió salir con su silla de ruedas a la calle. El cielo estaba grisáceo, amenazando lluvia, y una fresca brisa le alborotó los cabellos. Entonces la niña oyó como alguién la llamaba. Era otra niña, que jugaba con una pelota. Al principio se asustó, pues nadie nunca le hablaba, pero luego se acercó. La otra niña la miró a la cara, sonriente, y luego la observó mejor.
-¿Ocurre algo?- preguntó, temerosa de ser rechazada de nuevo nuestra protagonista.
-!Creo que tienes unos ojos verdaderamente bonitos! ! Que envidia!-
Aquella tarde, la niña no volvió a su casa. Su madre, preocupadísima, salió a buscarla. La encontró en el parque, jugando a la pelota. De pie. Feliz. Sonriente. Y entonces comprendió que por fin, su hija había encontrado un buen motivo para andar