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viernes, 13 de julio de 2012

Falso feminismo y otras historias


En el terreno de la guerra de sexos, no hay nada peor que el falso feminismo.

De verdad, no entiendo como muchas mujeres pretenden que se nos tenga en cuenta si no paran de arremeter contra el otro género, haciéndole causante de todas las desgracias mundiales habidas y por haber.
Es cierto que muchas veces son ellos, pero también hay que reconocer que otras muchas nosotras. El problema es que ( y no me digáis que no) tenemos tendencia a tener complejo de princesita en apuros y nos encanta que se nos de siempre la razón, aún cuando sabemos que no la tenemos.
Estoy harta de ver a chicas que van por la vida cómo almas en pena, lamentándose de los hombres de su vida, considerándolos el mal supremo y que paradójicamente, a la vez sueñan con encontrar a su principe azul que las “salve”y las haga “creer en el amor”

Chicas, madurad por favor. Hay hombres buenos, y hombres malos, al igual que pasa con las mujeres, y el falso feminismo no nos ayuda, únicamente nos dice lo que queremos oír. Además, personalmente no me parece una base muy sólida para comenzar una relación que antes de empezar ya va a ser totalmente utópica e idealizada. Jamás hay que poner a nadie en un pedestal, por muy fantástico que parezca.

El feminismo moderno se centra en maltratar a los hombres y a la vez nos obliga a ser unas mujeres todoterreno, capaz de ser presidentas del gobierno y  fregar mientras guisamos y mientras acunamos al niño. Esto lo único que hace es dejar más en evidencia el papel de la mujer, que tiene que demostrar continuamente que vale “el doble” que el hombre, por lo cual  volvemos a cargar contra nosotras sin darnos cuenta.
Ya va siendo hora de que dejemos de ir de víctimas por la vida y asumamos nuestras responsabilidades, porque tenemos derechos, pero también deberes.
El auténtico feminismo es en realidad una reivindicación de la igualdad, nadie es mejor que nadie, y a no ser que nos respetemos los unos a los otros, no vamos a poder cooperar en paz. Estoy harta de ver a personas que son víctimas de cuernos, tratados mal por sus parejas o viceversa, que excusan su comportamiento en  "cómo una vez me putearon, voy a putear yo" o al revés,  sacrifican su dignidad por un “amor” que ellos mismos se han inventado por justamente lo mismo, sobreestimar al otro sexo en exceso.

Y es que el respeto comienza con uno mismo, si no te quieres tú primero, no esperes que te quiera nadie después

2 comentarios:

  1. Dar pena para que te den la razon es de las peorescosas que he conocido en casi todas las personas que conozco.
    Deprimente.

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  2. Muy cierto. Aunque he de confesar que muchas veces caigo en el error de este feminismo, y es que contraatacar los chistes de los hombres es mucha tentación... XD
    Pero sí, si realmente lo que queremos es que nos traten por igual no puede ser que nosotras mismas marquemos unas diferencias.
    un beso!

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